EDITORIAL: UNA FORMACIÓN PARA TIEMPOS DE CRISIS.

No corren buenos tiempos para la escuela, que inevitablemente va a sufrir las consecuencias de la crisis y los recortes impulsados por el actual gobierno de la nación. Basta ver las medidas que ha anunciado el ministro Wert, las cuales, a su juicio, no van a afectar a la calidad del sistema educativo. Los resultados de los próximos informes PISA lo dirań. Y de de nuevo se hablará de fracaso y del papel que corresponde al profesorado en los resultados alcanzados por el alumnado. Aunque, será sobre ellos, especialmente sobre el alumnado que necesita una mayor atención, sobre el que se cebarán tales medidas (aumento de ratio, aumento de horas lectivas en secundaria, reducción de refuerzos y desdobles, etc.).

Y ¿cómo se verá afectada la formación del profesorado?¿Qué cambios deberán introducirse en los procesos formativos a fin de que puedan responder a las demandas de mejora que exige el profesorado de nuestros centros docentes? En primer lugar, los centros de formación del profesorado deben optimizar los recursos disponibles y, lo que no es contrario a lo anterior, articular propuestas formativas de calidad ligadas al cambio y centradas en el aula. Ello exigirá un mayor esfuerzo de los responsables de la formación y también una mayor exigencia en el desarrollo y puesta en práctica de los procesos formativos. Pero también será necesaria una mayor imaginación en la oferta de las actividades de formación. Habrá que seguir impulsando la formación on line, y, al mismo tiempo, continuar con el apoyo decidido a los procesos de cambio y mejora en los mismos centros, sin olvidar que la formación debe ofrecer respuestas diversas al profesorado diverso de los ámbitos de los centros del profesorado (educación especial, infantil, primaria, secundaria, educación permanente, escuelas oficiales de idiomas, formación profesional, enseñanzas de régimen especial, etc) y a las temáticas y líneas prioritarias establecidas en las orientaciones de la Consejería de Educación (equipos directivos, formación en convivencia y coeducación, competencias básicas, bibliotecas escolares, cultura emprendedora, atención a la diversidad, salud laboral, bilingüismo, etc.), además de proponer acciones de actualización científico-didáctica en las distintas áreas del currículum.

 

Pero ello debe venir acompañado de un mayor compromiso del profesorado, dificil en los momentos que se avecinan, pero sin ellos la formación no tendrá sentido, ya que son los verdaderos protagonistas del cambio y de la mejora que nos exige la sociedad. Los centros de formación del profesorado estarán obligados a ofrecer respuestas adecuadas a nueva situación, pero es en esta difícil encrucijada en la que la formación del profesorado tiene aún un mayor sentido, y la administración educativa debe ser sensible a ello. Y, por ende, es ahora cuando tiene aún mayor sentido la necesaria coordinación de todos los servicios externos a los centros docentes en su labor de supervisión, apoyo, orientación y asesoramiento.

Finalmente, desde el Centro del Profesorado de Córdoba queremos señalar la calidad de las aportaciones recibidas para este número extraordinario sobre formación del profesorado, que adquiere aún más sentido en el momento actual, y cómo no, agradecer sus aportaciones desinteresadas. De este modo, nuestra revista e-CO, cumple con uno de sus principales objetivos con los que nació: constituir un espacio de debate entre los docentes comprometidos con la mejora de la educación.