EDITORIAL

EVALUAR PARA COMPRENDER, COMPRENDER PARA APRENDER

Miguel Calvillo Jurado

Asesor de Educación Permanente del CEP de Córdoba

miguel.calvillo.edu@juntadeandalucia.es

 

Cuando estaba en la universidad, mi profesor de Lingüística general cercano a un examen comenzó a quejarse de la necesidad de tener que evaluarnos. Deseó que las licenciaturas fueran pura enseñanza y dejaran que la sociedad -tal vez el mercado sería mejor decir- se encargara de seleccionar los licenciados bien preparados y segregara los de poco mérito como hace con el arte donde no se pide título al autor de la obra que se considera valiosa o no por sí misma. No sé si esa idea le venía por convencimiento ético o por la comodidad de salvarse de dar malas noticias puesto que no tenía fama de ser precisamente benévolo con las notas si tan crítico era con ellas. El caso es que ciertamente se refería a la evaluación acreditadora de la enseñanza, una evaluación considerada hoy casi la pariente fea, la parte poco agraciada y en crisis de la evaluación, habida cuenta de que las redes sociales actuales entre otros muchos han venido a arrinconarla supuestamente por la fuerza de la reputación social que dan el mercado libre y los iguales frente al control vertical del poder jerárquico.

Sin embargo, esta evaluación jerárquica, meritocrática y conductista por más que sea criticada y se anuncie vencida de aquí a poco, parece continuar venciendo aunque no convenciendo y podemos augurarle todavía larga vida (Blanco, 2004). Como en otros aspectos de la enseñanza, en la evaluación la distancia entre lo que se dice que debería ser y la realidad parece hacerse cada vez más grande porque las propuestas caminan siempre a una velocidad mayor. Siendo optimistas podríamos considerar que precisamente por ello, la evaluación tiene mucho pero que mucho futuro, incluso más que presente. Como decía House (1992: 54) a propósito de la evaluación de programas (y podría decirse de cualquier evaluación) : La evaluación, que fue inventada para solucionar nuestros problemas sociales, se encuentra afectada hoy en día, precisamente, por los mismos problemas que tenía que resolver.

Así cuando hablamos de tendencias podría pensarse que hablamos de un futuro a la vuelta de la esquina cuando en muchos casos se trata de solo un deseo. La situación de partida no parece muy halagüeña: se le reservó tan solo un apartado al final de programas y proyectos lleno de tópicos sobre los tipos de evaluación y poco sobre su aplicación concreta reducida en la mayoría de veces a medias de exámenes y trabajos en el caso del aprendizaje y documentaciones y memorias en el caso de los programas. De ahí a las metas mínimas a que se aspira ahora con su automatización, la atención a diversidad, su extensión al proceso completo y la inclusión de metodologías cualitativas hay todo un camino que recorrer para que al menos la evaluación esté a la altura de los cambios metodológicos y sociales que la enseñanza reclama.

No parece que la evaluación vaya a perder completamente sus valores tradicionales de control y acreditación, pero sí parece avanzar hacia un comprehensividad que reduzca más esa distancia de la que hemos hablado (González, 2000).

La evaluación sería más parecida a un proceso de investigación que uno de valoración porque pretenderíamos sobre todo comprender por qué ocurre lo que ocurre. Desde ese punto de vista, además, no es que la evaluación formativa fuera la adecuada, es que todas las evaluaciones serían evaluaciones de diagnóstico más bien. Ello desplazaría el problema al auténtico quid de la cuestión que no es la evaluación -que no puede ser nunca un fin aunque lo ha sido- sino al tratamiento, a la metodología, una metodología que fuera fruto de la evaluación de forma que se actuara comprendiendo lo que está pasando y sabiendo qué tratamiento es el adecuado para cada caso.

Una evaluación que transite junto al aprendizaje para comprenderlo y que no lo impida ni lo desaliente, sino que lo promueva y lo haga crecer.

BIBLIOGRAFÍA

Gutiérrez, O. B. 2004. Tendencias en la evaluación de los aprendizajes. Revista de Teoría y Didáctica de las Ciencias Sociales. Mérida-Venezuela. Enero-Diciembre. Nº 9 (2004):111-130

González Pérez, M. 2000. La evaluación del aprendizaje. Tendencias y reflexión crítica. Revista Cubana de Educación Superior. Vol. XX, N 1, pp. 47-62.

House, Ernest R. 1992. Tendencias en evaluación. Revista de Educación, 299. Madrid. Ministerio de Educación. pp. 43-55.